Maldición

Maldición
HORROR

martes, 15 de mayo de 2012

027  Mientras tanto, en la discoteca se descubrió un nuevo cuerpo, la policía y los paramédicos confirmaban el extraño deceso de una persona. El Comisario Hernández los supervisaba y se dio cuenta que este caso era similar al de la noche anterior. Dio entonces la orden:
—Embolsen al sujeto y atenlo bien a la camilla para sujetarlo. Llévenlo a depositar al cadáver Centro Forense.
    El comisario interrogó al barman que le contaba:
—El viejo que está en el baño, lleva la ropa de un joven que anoche estuvo aquí. Yo no creó que sea el joven … ¿O lo es?
—No le puedo decir nada. El que sabe es usted. Del Joven que me habla, ¿Estuvo solo?
—Que va. Estuvo con una mujer espectacular y hablaron ante mí. Ella lo provocaba y lo invitó al baño y el joven lo siguió … Joder…¡ El viejo es el joven!
   El comisario no lo quería alarmar por eso le dijo:
—Mire. No saque conclusiones que todavía debemos de verificar que no sea un montaje o una broma. Ahora descríbame a la mujer.
—Era blanca de pelo castaño un poco crespo, ojos azules, con buenas curvas, muy sexy. Escuche que se llama Silvia, pero otra cosa no sé.
Hernández repreguntó:
—¿La había visto anteriormente?
—No, nunca antes la vi. Lo sé porque un bombón así no se me pasa.
   Por ultimo le preguntó:
—¿No tienen cámara de seguridad este local?
—No. Es por discreción de nuestra clientela.
—Púes tendrá que pasar por comisaría para ayudarnos a confeccionar un retrato robot de la mujer.
—De acuerdo.

   En el Centro Forense, el Dr. Martín hacía estudios al cuerpo de la decapitada y anotaba cada anomalía físicas y filológicas que encontraba en sus estudio. Ahora la cabeza quedó en aparente tranquilidad y su cuerpo encerrado en el frigorífico también dejo de moverse

    El Comisario se alejo y llamó al Dr. Martín:
—Hola Dr., le mandó otro fiambre del mismo tipo que la decapitada.
    El Dr. Martín le contestó:
—Lo recibiré personalmente. Y le informo sobre el caso la decapitada que a cesado la actividad de esta al amanecer. 
—Bueno, estudie este caso también. Pronto pasaré por allí. Adiós.
        A los minutos, la sirena de la ambulancia paraba enfrente del Centro  Forense y le bajaron la camilla con el cadáver. El Dr. Martín se acercó al encuentro y levanto la manta que lo cubría; supo que efectivamente era un caso similar al que ya tenían entre manos. Y les dijo a los paramédicos:

—Gracias. Déjelo que yo me encargo.
—Muy bien Dr. Martín, solo fírmeme el acuso de recibo.
—Sin problema. Pero estaría bien que algún día me trajeran un paquete con un regalo más bonito. Por ejemplo ,una caja de bombones. No estaría mal.
La paramédica que empujaba la camilla le dijo:
—Dr. Martín, nosotros le traemos el pan nuestro de cada día. No se queje.
—Bien. No me quejo más. 
Y se llevó el cuerpo.
   A solas comenzó a desnudar al cadáver del joven. Y mientras lo hacía se preguntaba en voz alta:
—¿Estás muerto o en estado letárgico? ¿Qué te ha pasado? Bueno, si vas a levantarte, aprovecha que ahora voy a desarmar a la que mato a mi compañero. Después te toca a tí.
   Entonces se fue a cambiarse con un guardapolvo, guantes y mascarilla para trabajar diseccionando al cuerpo de Rufh Billar.
   La sierra eléctrica abría con facilidad el tórax del cuerpo acéfalo que se encontraba sobre la mesa. Pronto el Dr. Martín revisaría las entrañas de aquel cuerpo.
Continuará … 

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