Maldición

Maldición
HORROR

viernes, 25 de enero de 2013

058 Los cuatro juntos revisaron el interior del convento en busca de la bruja. Y al bajar a la bodega la encontraron esperándolos sentada sobre un barril.
El monje Lo, a la cabeza, se puso en guardia al instante de verla.

El monje ataco sin mediar palabras con una veloz patada hacia la bruja. Ella ,como si se sacudiera de una mosca, levanto su mano e intercepto la pierna y con la otra se la saco de encima.

Luego la bruja hizo un rol ,como una hélice de veloz, para alejarse unos metros y prepararse mejor.
El comisario y la inspectora, alertados empuñaron sus armas para apuntar a la bruja.

Cuando ella se detuvo, ambos accionaron sendos gatillos. Agua bendita y luz como el sol la alumbraron como flash.
Ella no fue afectada, y eso la gusto.
El exorcista lo único que hizo fue ponerse a rezar.

Tras darse cuenta que la luz y agua le eran inocuos, ella les vacilo:
—Uy, parece que estoy probándome para Top model. Creó que tengo talento. ¿No...?
Y la bruja se mofaba poniéndose en poses distintas bajo la iluminación de flaces de la pistola de luz.

Cuando se les termino las andanadas de luces y agua. La bruja les lanzó un beso y les dijo:
—Los quiero. Serán mis nuevos hijos.

El comisario Hernández le contestó:
—Nosotros te venceremos, no saldrás de aquí.
La bruja Jiang Shi le dijo:
—Me gusta tu bigote. Eres tan machote que me dan ganas de comerte; pero primero jugaremos un poco, para que veas mi poder.
Y con velocidad de un rayo, ella se lanzó contra los que le dispararón.

Las armas del comisario y la inpectora fueron arrancados de sus mano por la patada que la bruja les lanzó.
El monje Lo volvía a contraatacar saltando sobre sus compañeros para buscar golpear a la bruja. Ya en el suelo intercambiaron una serie de puñetazos y patadas. Pero la bruja otra vez fue capaz de bloquerselos para luego ser ella, la que logro pegar una fuerte patada a su rodilla y el monje Lo voló al suelo.
Sus compañeros se pusieron en guardia.

El comisario ataco con su puño de karate. Pero la bruja lo aprovecho usando su Kung fu y logró prenderse para impulsarse, pegandole un rodillazo a la espalda y a la inspectora darle una patada en su cara.

La bruja callo en frente del cura Miguel , que se aferraba a rezar con más intensidad, al saberse que el no sabía luchar con artes marciales.
Los demás estaban todos caídos en el suelo por los golpes contundentes de la bruja Jiang.

Jiang Shi lo miró bien a este viejo conocido y no trato de golpearlo, sino que por el contrario. Lo abrazo y le dio un gran beso de lengua, que dejó al exorcista sin reacción de defensa. Este se horrorizo al verse acosado por aquella mujer.

Al soltarse el exorcista estaba como de piedra. No se podía mover. Sus dedos quedaron duros y extendidos no le obedecían. Solo sus ojos se movían hacia todos lados como buscando una salida.
Jiang Shi se quedo frente a él observando y sonriendo.
Por fin pudo mover una mano hacía arriba y allí quedo. Luego con fuerza de voluntad, la otra, que quedo también extendida hacía arriba. Hasta que sus piernas empezaron a responderle, y pudo salir corriendo gritando despavorido con horror.

La bruja se quedo riendo, mientras a su espalda, el trío de luchadores recuperaban su guardia.
Continuará...

viernes, 11 de enero de 2013

057 A la media hora, llegó el comisario Hernández con la inspectora y el monje Lo, al monasterio de la montaña. El comisario hablo con el policía diciéndole:
—...Encárguese en sellar las puertas cuando nosotros entremos. Y de producirse algún siniestro... Pida ayuda.
El policía le contestó:
—¿Ayuda a quien?... Por lo que logre observar, esto va más allá del deber. Esto es algo de más allá. Así que,¿a quien llamo?
El comisario Hernández levanto la voz:
—Tiene razón. Esto es más de su funciones, por eso no quiero que nos acompañe. Solo le pido que si esto arde u explota, usted llame a quien le parezca oportuno. Entendido.
—Si, señor.

El monje Lo, ofrecía sus papeles caligrafiados. El exorcista a su vez cargaba la pistola de agua de Gabriela con agua bendita, mientras le decía:
—He hablado con el obispado y creen aquí estaría el cura Silvio.
María del Huerto les pidió:
—¿Puedo ir con ustedes? Por favor.
El exorcista le contestó:
—No María. Tu reza aquí para que nos ayude a rescatarle.
—Lo haré.
El cuarteto entró por una de las puertas y se encontraron con un pasillo lúgubre por donde avanzaron. A poco se detuvieron al paso de un grupo de monjes que se desplazaban por el pasillo contiguo. Los del cuarteto hicieron silencio y luego los siguieron.

Los monjes entraron al recinto de la iglesia contigua al monasterio y se sentaron en sus bancos. La iglesia estaba repleta de monjes absorbidos y zombis que estaban atentos a la bruja Jiang Shi; que les hablaba irreverentemente sentada sobre el altar y por delante de una cruz invertida:
—Hijos míos. Ustedes me han dado su esencia, su energía y su amor. Ya estoy lista para estar permanentemente en este cuerpo junto a ustedes. El que ocupaba este cuerpo ya desapareció para darme lugar a que yo reciba y de placer...Pero hay a quién esto le molesta y me querrán destruir, siempre.


Y proseguía su arenga:
— Por dos mil años, me han perseguido. Y ahora; hasta fuera de China tengo tras de mí a un grupo de ignorantes e ilusos que quieren destruirme.
Y señalando a la puerta donde estaba el cuarteto espiando dijo:
—Ahora mismo tras la puerta de la Iglesia hay cuatro mortales que vienen por mí y por ustedes hijos míos. Enséñenle a ellos que es ser presa y comida de mis hijos.
Y todos se giraron a mirar donde la bruja les señalo.

Todos los absorbidos y zombis se levantaron dirigiéndose hacía el cuarteto que se preparaban con sus armas santas.
El monje Lo le dijo al comisario:
— Comisario. Pienso que el reflector es peligroso para usarlo. El humo que produce la combustión de los hijos de la bruja puede hacernos daño a nosotros. Y también, quemará la Iglesia. Puede arder todo.
El comisario pensó en que el argumento era lógico y se saco el equipo, mientras decía:
—Déme de esos papeles santos que nos encargaremos a mano limpia de esos bichos.
Luego el monje Lo le dijo al exorcista Miguel:
— Miguel encárguese en bendecir a estos bichos que antes fueron gente como nosotros. Merecen descansar en paz.
Gabriela alertaba:
—¡Prepárense que ya los tenemos encima!

Al acercarse los espectros; Gabriela, Lo y Hernández corrieron a su encuentro para atacar a los primeros.
Gabriela busco los pies de un absorbido con una barrida. El monje Lo acertó un codazo a otro, mientras pegaba en su pecho el papel santo que lo destruiría. Hernández uso una patada lateral para frenar a otro .

El absorbido, al que trato detener Gabriela, salto por el aire pero fue cazado por una tremenda patada del maestro Lo.
Y Gabriela aprovecho el estar agachada por el suelo, para enganchar a un zombi y tumbarlo con una patada como un torbellino.
El comisario Hernández logro acertar su papel santo ,mientras barría las piernas de un absorbido.

Gabriela que tenía a su zombi en el suelo, salto sobre él para ponerle la pistola en su boca y hacerle beber el agua bendita. Enseguida este se hincho.
El monje Lo se adelanto a otro absorbido con un puñetazo que ya se le venía encima y no pudo rematar al que dio la patada, que quedo tendido en el suelo. El comisario corrió pisando al tirado con propósito de ayudar al monje Lo.

Miguel se encargo de dar de beber a aquel absorbido pisado para darle la extrema unción. Este se redujo a esqueleto como los otros que quedaron en el suelo.

El monje Lo hacía uno de sus agarres para atrapar a otro absorbido que lo atacaba, mientras el comisario daba un golpe siguiendo a un absorbido que caía para que no escape de los papeles santos.
Gabriela se dio cuenta que no podrían con tantos y grito:
—Retrocedamos. Son demasiado.
El exorcista dijo:
—Salgamos hasta la puerta. Vamos.




Todos se dieron la vuelta y retrocedieron corriendo.
El monje Lo lanzó una poderosa patada al absorbido que sostenía contra el grupo que venía atrás. Los espectros se frenaron así un instante.
Lo pudo atisbar que por detrás, la bruja Jiang Shi, salía por una portezuela lateral. No sin antes lanzar una sonrisa de triunfo por lo mal que pasaba el grupo que vino a destruirla.


Todos cruzaron la puerta de entrada a la iglesia, mientras los espectros le pisaban los talones.
Pero allí sorprendentemente apareció el cura Miguel portando el reflector y disparando un rayo luminoso que encendió en llamas al grupo de espectros.


El monje Lo y el comisario volvieron sobre sus pasos a cerrar el gran portal para que las llamas no entren con ellos.

El comisario Hernández le dijo a Miguel:
—Creí que no querría quemar la iglesia.
Este le respondió:
—Mejor que se consuma. Este lugar ha sido mancillado por la bruja. Debemos seguir buscándola para destruirla.
El monje Lo dijo:
—Enfrentarse a ella será mas difícil que a todos sus hijos. Ella tiene la fuerza vital de todos los que consumió. Es más fuerte que todos nosotros y ese aparato de luces no sé si le hará efecto. Es más, creó que ni el sol podrá ahora dañarla.
Hernández maldijo.
Gabriela preguntó:
—¿ Y que haremos?
El monje Lo dijo:
—No nos separemos. Debemos atacarles juntos para poder dañarla. Luego le aplicaremos los conjuros santos para tratar de destruirla.
El cura Miguel protestó:
—Vaya fe que nos da.
Lo, le respondió:
—¿Alguna vez logro destruir un solo demonio?
El exorcista callo la boca porque pensó por dentro; que lo más que se puede hacer es ahuyentar a los demonios.
Continuará...