Maldición

Maldición
HORROR

miércoles, 21 de noviembre de 2012

054 Solo cenizas quedaron dentro de la campana; y el Dr. Martín terminó diciendo:
—La luz espectral es similar al rayo solar. Como dice el Maestro Lo, luz yang. Y creó que les servirá para destruir a lo infectos que se encuentren. Solo tiene energía para 20 flashes y tiene un alcance de veinticinco metros.
  El comisario Hernández le dijo:
—Bien. Me lo  llevo. Muchas gracias. Nos servirá.
  El Monje preguntó:
—¿Cómo hacer para dar descanso a animales?
  El Dr. Martín lo tranquilizó:
—Estoy montando otro equipo con el que destruiré a estos ejemplares. No se preocupe.
  El Monje Lo le dijo:
—Después yo volver para ritual taoista. Los animales deber ser tratados con respeto. Mejor no más experimentos.
  Se dio la media vuelta y se apresuró a salir de aquel infierno experimental.
    El comisario y el monje encontraron a Gabriela dormida en el asiento posterior del auto. Decidieron marchar sin despertarla. Se dirigían hacía la ciudad, cuando sonó el radiorreceptor y el comisario respondió:
—Aquí Hernández, ¿que sucede?
   La operadora informó:
—Tenemos desaparecidos en la zona de montaña al este de la ciudad. Una pareja de jóvenes excursionistas , un par de cazadores y también una patrulla de protección civil que ha desaparecido.
—Estoy en la zona justamente. Especifíqueme la zona.
—La zona de grutas blancas.
   El comisario respondió:
—Voy para allá. Manden apoyo de dos patrullas con extintores y un equipo de bomberos. Corto y fuera.
    El monje dice:
—Veo, que estás decidido a atacar el problema.
—Si dejamos que esa zona se llene de esos Hijos de Puta, los tendremos pronto cayendo sobre la ciudad.
   El monje Lo sonrió:
—Un termino profano en tu lenguaje, pero nunca mejor empleado.
 El auto tomó unas rotondas y tomó ruta en dirección contraría.

   En el monasterio, la bruja Jiang Shi, condujo aprisionando con solo dos dedos a la monja Sor María hasta la bodega. Mientras le decía:
 —Tú buscabas a los monjes que fabrican la sangre de Jesucristo.  Púes Yo soy casi de su tiempo, tengo casi dos mil años, y me hubiera gustado conocerlo.  Tal vez  me lo hubiera bebido a él. Pero en China, no sabíamos nada de él en esa época. Luego de mucho tiempo llegaron con tu religión. Los Jesuitas que traían la Biblia de los Judíos y  vuestro Nuevo testamento. ¿Saben lo que hacían tus sacerdotes en China? Eran todos unos falsos. Se montaban a cuanta hembra o los niños que encontraban... Unos ladrones que buscaban los secretos del acero, la pólvora, el papel, la porcelana, las pastas, la fabricación de la seda. Robaban libros con los conocimientos de plantas y anatomía ,que China tenía muy por delante que los occidentales.  Luego salían seudodescubridores, como ese tal Gutenberg  que descubrió lo que en China se hacía desde siglos atrás. Cuando Europa vivía en el cavernas, China estaba ya edad de Bronce. ..Y tú mujer asquerosa, te has quedado en vuestra época medieval. Como lo que llevas puesto.¡Qué asco!
   Sor María protestó:
— ¡Cállate Bruja! Yo soy pura de allá abajo. ¡Y tú una Puta!
   La bruja Jiang Shi se molestó y de un tirón rompió el candado quitándole el aparatoso cinturón de castidad, mientras le respondía:
 —Tú eres peor. Has hecho daño porque te has reprimido... Tú querías pero como no podías, hacías daño al prójimo... No podías sexo. Entonces robabas la inocencia de otras. No pudiste tener hijos; y entonces robabas a las que si podían. Toda una vida de deseos truncados convertidos en maldad. Sor María.
   Y dándole un tirón la dejo desnuda por debajo de la cintura.
   Sor María se cubrió con sus manos.
   La bruja Jiang Shi le dijo:
—Este aparato medieval ya no lo necesitarás más. Y ahora tal vez te conviertas en lo que hubieras debido ser: Una mujer.
   Y lanzó el cinturón de castidad por los aires.
—Ahora te presentaré con mis hijos. Se alegrarán de verte. ¡Chicos les traigo visita!¡Vengan con mamá!
   Y de todos lados , se abrían los barriles y aparecían los monjes absorbidos.
   Sor María giraba la cabeza y se horrorizaba , mientras que Jian Shi le seguía hablando:
—Creó que mis hijos, ahora mismo no deben tener hambre. Han bebido todo el día vino y ahora, a lo mejor tienes suerte y se te cumplen los deseos...Suerte con ellos, pero debo marchar a complacer a todo un monasterio. Aquí hay muchos deseos ocultos del que hay que sacar provecho.
   Sor María le grito:
—¡Maldita Bruja! ¡Te quemarán en la hoguera! ¡Que vuelva la Santa Inquisiciónnnn!
Y los absorbidos se arrojaron sobre ella.
    En las oficinas del Abad, este hacía una llamada urgente a la policía. Sin darse cuenta que tenía a Jiang Shi detrás de él.
— Policía, tenemos a un cura llamado Silvio que está matando gente. ¡Por favor que manden a la Guardia Civil!¡ En el  monasterio hay más de setenta monjes y todos estamos en peligro!
    Jiang Shi le dio un manotazo y le arranco el teléfono de la mano , mientras le decía:
—Tonto. Yo estoy aquí para ayudarte... Que te parece si tú eres mi amo  y yo tu esclava... Haré todo, todo lo que me pidas.
   La bruja lo miró y sus ojos le penetraron dentro de su alma. Y ante su sonrisa, el abad, se quedó como piedra mirando como Jiang Shi se subía al escritorio con el ondular de una loba en celo. Se contorneaba hipnotizando al hombre que llevaba adentro del monje. No se podía resistir.
   La seriedad del  rostro del abad cambio de pronto, y todo se le olvido.
    En la carretera volvía a sonar el radiorreceptor del automóvil policial. El comisario escucho:
—Tenemos localizado a Don Silvio. Está en el monasterio de la sierra. El abad se ha comunicado con nosotros y denuncia asesinatos por su parte. ¿Qué hacemos?
   El monje Lo sugirió:
—Primeros debemos reducir el foco a donde nos dirigimos. Luego iremos para allí. Que busquen al cura Miguel y que lo lleven ante el monasterio. Bendiciendo las  puertas o colocando mis papeles santos lograrán detenerla por un tiempo.
  El comisario repitió sus directrices y siguieron hacía la montaña.
  Gabriela se despertó.
Continuará...


No hay comentarios:

Publicar un comentario